Infancia
"Entre los recuerdos más preciosos del pequeño Viktor estaba el de un despertar matutino en el frescor del verano: incluso antes de abrir los ojos a la luz del nuevo día se sintió invadido por un beatificante sentimiento de seguridad y ternura. Cuando abrió los ojos vio que se padre estaba inclinado sobre él y le sonreía. Aquel verano fue particularmente fecundo en emociones: el hogar de los Frankl era frecuentado por una amiga de la familia que se ocupaba de problemas educativos; experimentaba mucho cariño por Viktor que la acosaba a preguntas, de tal modo que mereció, por parte de ella, ser nombrado 'el pensador'.
Con la primera guerra mundial y el hundimiento del Imperio, la familia Frankl sufrió una grave crisis económica. Después de Viktor había nacido otro hermano y una hermana. En Südmähren, pueblo natal del padre, los tres niños tuvieron que mendigar el pan y quizá robaron calabazas por los campos". (Bazzi y Fizzotti, 1989, pg. 14).